Waka Waka ¡eh! ¡eh!
Samina mina zangalewa ¡Porque esto es África!

Es indudable la pasión que despierta en todo el mundo el Mundial de fútbol, y sobre todo cuando el propio país está participando de este.
Cuando vemos el significado de pasión encontramos definiciones tales como:
“es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Así, pues, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo. El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, etc. Se dice que a una persona le apasiona algo cuando establece una fuerte afinidad…” (Wikipedia)
Es decir ideas como: intensidad de acción, algo en que se nos va la vida, un sentimiento tal que uno estaría dispuesto a dejar todo. Y en este sentido los chilenos no podemos negar que somos apasionados. Basta mirar las noticias para ver miles de historias de chilenos “aperrados” que son capaces de endeudarse hasta el otro mundial con tal de apoyar a la selección, o aquellos que fueron solo con “las ganas” y de una u otra forma se las ingenian para adquirir entradas y pagarse la estadía; vendiendo empanadas, pintando las banderas en los rostros (que a todo esto ganan $150.000 diarios) o simplemente “macheteando”.
Hoy, a propósito del Campeonato mundial del fútbol en Sudáfrica, me pregunto: ¿Por qué no vemos esa misma pasión por el Evangelio? “una emoción intensa… deseo e interés… algo en que se nos va la vida…”
Por qué en nuestras iglesias vemos tan poca motivación, por qué vibramos tan poco por algo que se supone debería ser el centro de toda nuestra vida, algo que se debería renovar cada día y no algo que sucede cada 4 años?
El hincha (cristiano) habrá perdido las expectativas?, los equipos (Iglesias) ya no están sorprendiendo?, ya no hay magia?...El cuerpo técnico (líderes) se conformaron con perder y perder hinchas (congregaciones), perder auspiciadores, perder contrataciones y solo están jugando por jugar? (…de labios me honra?).
Si tan solo 11 vibraran en cada congregación y se la jugaran por ganar el partido, si no nos conformáramos con solo empatar y quisiéramos tapar a goles al enemigo, si tan solo yo me pusiera la camiseta y vibrara por el único que es digno de recibir mi pasión, mi devoción, mis gritos, saltos y exclamaciones de alegría…
Ya hemos sido seleccionados por el mejor Entrenador, pero muchos estamos en la banca, esperando las condiciones específicas para entrar al campo de juego.
Si tan solo escucháramos el sonido de la melodía “Za mina mina Zangalewa” (vengan ustedes, ustedes, ¿Quién te ha llamado?) y nos preguntáramos quien nos ha llamado, quien nos ha escogido, quien nos ha contratado, quien es el que ha pagado por nuestro “pase”, el juego donde se compite por nuestra salvación sería no solo una rutina de ciertos días, sería un espectáculo al mundo de lo que puede hacer el Autor de nuestra Salvación en nosotros…
“Waka Waka he he” (Tú lo haces, Tú lo haces, he he)
Más que una pasión sólo por un deporte, lo que nos debería consumir es la pasión de entregarnos por completo, como hinchas de Jesús, a su Evangelio… y no solo cantaríamos Waka Waka he he!! Sino que con nuestras vidas cantaríamos Santo Santo Santo he he.
No hay comentarios:
Publicar un comentario